La orden más esperada en las cavernas de Hidroituango desde 2018, cuando el proyecto estuvo a punto del colapso, por fin se escuchó ayer pasada la una de la tarde, luego de culminar con éxito la última prueba que faltaba para que las turbinas pudieran operar de forma continua.
Al mando del radio teléfono estaba Carlos Orduz Aguilar, vicepresidente de Generación de Energía y quien tiene a cargo el manejo de las ahora 28 centrales de generación de EPM. Con estas dos unidades, dijo, EPM supera los 4.000 megavatios de capacidad instalada, sumando las plantas hidráulicas, eólicas y térmicas. “Es un gran orgullo, gran satisfacción, recibir en operación la nueva central hidroeléctrica Ituango. A partir de mañana (hoy) comenzará la operación permanente”, resaltó Orduz.
Antes de la anhelada orden de Orduz hubo muchos protocolos, resoluciones por cumplir, reuniones, 17 puntos de encuentro para la evacuación aguas abajo y alta tensión.
Aunque en Hidroituango está vigilado hasta el último tornillo, las pruebas definitivas ordenadas por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres no eran cualquier cosa. La prueba a la que se sometieron las dos unidades consistió en iniciar cada máquina para sincronizarla al sistema eléctrico nacional y luego ir aumentando gradualmente su carga de potencia hasta llegar a una generación de energía eléctrica cercana a los 260 megavatios, máxima potencia en este momento por el nivel del embalse.
En ese momento se realizó un freno intencional en cada máquina que permitió evaluar, ante la exigencia técnica, el comportamiento de las condiciones de todo el sistema luego del retorno de la máquina a cero potencia.
La prueba empezó en la unidad uno pasadas las nueve de la mañana y dos horas más tarde se activó el protocolo en la unidad dos. Todos los indicadores mostraron normalidad en los tableros de control.
Ambas maniobras implicaban coordinar la evacuación preventiva de 4.202 personas de 1.815 familias en puntos específicos de Ituango, Briceño, Tarazá y Puerto Valdivia, aguas abajo de la presa. El procedimiento, coincidieron las autoridades regionales, culminó con el retorno a los hogares al mediodía. Esta vez, contrario a lo que pasó en el simulacro del 15 de noviembre, cuando no hubo eco en la comunidad por la desconfianza con las autoridades, el 90% de las personas atendieron el llamado, que incluyó hasta días de sol para que salieran.
William Giraldo Jiménez, vicepresidente de Proyectos Generación de Energía y quién le entregó la posta a Orduz con las dos unidades de Ituango, exaltó el esfuerzo de los más de 5.000 trabajadores que estuvieron en la última etapa. “Son las dos máquinas más grandes que tiene el país, de 300 megavatios, generando a 18 kilovoltios. He trabajado en todas las plantas de la empresa y doy fe de que estas son máquinas muy buenas con una capacidad de operación muy alta”, dijo Giraldo ante los micrófonos con su habitual overol, impecable cada vez que ocurrió algo grave desde la crisis de 2018.
Tuvieron que pasar 10 años y tres meses de construcción, incluidos 55 meses desde que se desató la emergencia, para que esa conversación entre el centro de control y Orduz, de 23 segundos, se diera y los aplausos retumbaran entre las paredes de la casa de máquinas. Tan larga la angustia y tan corta la dicha.