El Centro de Investigación sobre Empresas Multinacionales, SOMO, publicó un estudio sobre los peligros ambientales que tendría en un futuro que el parque automotor mundial se pasara al camino de los carros eléctricos 100%.
El título del estudio de SOMO ya es diciente: “Los vehículos eléctricos son algo positivo, pero no si todo el mundo tiene uno”. De hecho, todo el informe se centra en que el paso a los carros 100% eléctricos o EVs debe enfocarse en el transporte público y en los sistemas de carro compartido, incluida la renta de vehículos y en ir reduciendo la dependencia del automóvil con una oferta robusta de opciones para movilizarse en las ciudades.
EXCESO DE PLANTAS PARA BATERÍAS
La firma SOMO publicó múltiples datos que muestran el enorme aumento previsto de las llamadas ‘gigafábricas’ para producir baterías para carros eléctricos. En esas fábricas se consumirán enormes cantidades de recursos no renovables, extraídos en gran medida de los países que se encuentran en el hemisferio sur del planeta, principalmente África y América del Sur.
Se espera que la capacidad de producción de las’ gigafábricas’ de baterías de iones de litio se multiplique casi por ocho entre 2021 y 2031, principalmente en Estados Unidos, la Unión Europea y China y vinculados a las marcas que en la actualidad encabezan la lista de ventas de este tipo de carros.
LA PARTE GRUESA DEL EMBUDO
Según el informe, la Unión Europea en su afanosa búsqueda porque a partir de 2030 no se vendan sino vehículos 100% eléctricos en su territorio está inclinando la balanza de forma desproporcionada a su favor en materia de extracción de los minerales y las materias primas no renovables para hacer baterías.
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Hay en camino un conjunto de políticas que respaldan el planteamiento de la Unión Europea sobre la transición energética. A finales de este mes, publicará su Ley de Materias Primas Fundamentales, un proyecto de ley destinado a garantizar el acceso a los minerales necesarios para respaldar las industrias implicadas en energía renovable y transporte. Así, la UE pretende tener prioridad en las cadenas de suministro fundamentales de lo que denomina “el nuevo petróleo y gas”.
LA CONTAMINACIÓN DE LOS CARROS ELÉCTRICOS
Sigue el informe, “aunque los vehículos eléctricos no emiten dióxido de carbono por el tubo de escape, su producción genera un fuerte impacto negativo, sobre todo en los países donde se extraen los minerales para fabricar las baterías”.
La demanda de litio y níquel se va a disparar en los próximos cinco años como consecuencia de la adopción masiva de vehículos eléctricos en Europa, Estados Unidos y China. Mientras que la adopción de vehículos eléctricos en estas regiones está incentivada por medio de subvenciones, exenciones fiscales y objetivos de reducción de emisiones, la extracción de minerales para producirlos genera grandes cantidades de residuos. Los activistas de algunos países de origen de los minerales ya han expresado su preocupación por las violaciones de los derechos humanos y la vulneración de derechos de los pueblos indígenas.
PERDERÁN LOS ‘POBRES’ CON LOS ‘EVS’
La inmensa mayoría de los vehículos eléctricos que se producirán en los próximos siete años se venderán a consumidores de Estados Unidos, Europa y China, y excluirán a la mayor parte del mundo. Los comentaristas de la transición energética y del transporte han señalado que esta situación de dos niveles de “ricos” y “pobres” añadirá una nueva dimensión a la desigualdad mundial que afectará también las metas por alcanzar las metas de reducción de emisiones y el calentamiento global.