La mujer tras la red de estafadores más grande por call center

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Lina Coca era propietaria de cinco call center desde donde robaron más de 5 mil millones de pesos.

Lina Coca, de 33 años, quien vive en un exclusivo sector de Manizales, fue perfilada por la policía como una mujer de gustos finos y caros: ropa de marca, joyas de diseñador y carros de alta gama. Es reconocida como una pujante empresaria.

La mujer, quien frecuentaba restaurantes y clubes exclusivos y se movía en sectores económicos importantes de la capital de Caldas, fue capturada esta semana en una operación de la Policía señalada de ser la líder de una de las redes más grandes de estafadores en Colombia, con tentáculos en el exterior.

La Policía Judicial, Dijín, y la Fiscalía General la señalan de apropiarse, junto a sus cómplices, de 5.072 millones de pesos a través de transacciones fraudulentas en las que involucró a 16 bancos nacionales y cuatro extranjeros.

Durante tres años, la Dijín le hizo seguimiento a 6.929 denuncias de personas que afirmaron haber sido víctimas de fraude bancario o compras no consentidas.

Esas denuncias dieron pie a que la Fiscalía documentara 2.242 procesos contra la red delictiva, los que hoy tienen privados de su libertad a Lina Coca y a 50 de sus señalados cómplices.

Lina se hizo a pulso, una mujer muy inteligente señalan sus cercanos. Muy joven ingresó a trabajar a un call center en Manizales donde ofrecía tarjetas de crédito, portafolios y créditos. Era muy hábil para enganchar clientes para las entidades bancarias.

Esa experiencia fue clave cuando se independizó – hace unos 10 años – y montó junto a Francisco Gallo, un compañero de trabajo, su propio call center para ofrecer productos bancarios.

Según la investigación, la pareja hizo los trámites legales para crear la empresa y la inscribieron en la Cámara de Comercio. Se instalaron en una pequeña oficina y con dos computadores, tres teléfonos y dos clientes (bancos) arrancaron el negocio.

En cuestión de meses ampliaron su portafolio de servicios, contrataron más personas y abrieron otra sucursal.

En menos de cinco años contaban con cinco empresas a nombre de Lina, en Bogotá, Cali, Manizales, Armenia, Pereira y Dosquebradas en Risaralda.

Investigadores señalaron que paralelo al crecimiento empresarial, empezaron a conocerse denuncias por estafa contra Lina y Francisco, a tal punto, que este último se tuvo que trasladar a Cali, donde tomó el control del call center en esa ciudad.


Para ese momento la pareja ya estaba en el radar de las autoridades, los investigadores trataban de establecer la forma cómo se acrecentaba su patrimonio y cuál era su modus operandi.

“Empezaron a viajar con sus núcleos familiares por diferentes lugares del mundo, a gastar de forma desmedida”, dijo a EL TIEMPO uno de los investigadores de la Dijín que estuvo al frente del caso y señaló que los empresarios motivaban a sus empleados con bonos por ventas, viajes y fiestas.

Caracol Noticias

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