Este vecino de 85 años de edad recopiló varias palabras que usan los paisas y a veces las personas de otros lugares del mundo no comprenden.
“Acomodao” (persona sin problemas económicos), carranchil (piquiña en todo el cuerpo, alergia), “pati rabao” (alguien despreciable) o “menguejo” (hombre flaco y acabado) son algunas de las palabras que Mario Velásquez Sierra anotó en un cuaderno sin pretensión alguna y hoy hacen parte de su primer libro.
Este vecino de El Poblado (Medellín) hizo la primaria, el bachillerato y la carrera profesional en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).
En 1959 se graduó como doctor en derecho y ciencias políticas. Trabajó en la docencia por más de 2 década y paralelamente, durante 33 años, se vinculó a Seguros Sura.
En 1994 se pensionó y Monseñor Darío Múnera, entonces rector de la UPB, lo nombró decano de la Facultad de Derecho. Ahí estuvo durante 6 años, hasta que renunció para dedicarse al descanso, a la familia y a la escritura.
De hecho, hace un par de años se dio a la tarea de hacer un relato sobre el barrio que lo vio crecer: Robledo, “quería que mis nietos conocieran la historia de ese sector por medio de mis anécdotas, sobre todo por la del perrijabal, un animal que nació en una vereda del Picacho con las características de perro y jabalí”.
Asimismo, ha escrito artículos sobre el Atlético Nacional, “hice parte de la junta directiva hasta 1982. Pero desde 1998 formo parte del tribunal disciplinario del club. Soy enfermo por el verde y me han publicado varios relatos en la revista institucional del equipo”.
Sin embargo, durante la primera cuarentena por covid-19 este vecino no encontraba qué hacer, “entonces saqué unos cuadernos en los que había coleccionado una gran cantidad de palabras de los ancestros paisas y me puse a acomodarlas sin ninguna intensión, como por matar el tiempo”.
Su nieta Manuela lo motivó a organizarlas en orden alfabético, darles un significado y ponerles un ejemplo de uso para recopilarlas en un libro.
Don Mario se entusiasmó y agregó dentro de su repertorio algunos dichos y refranes antioqueños. “Muchos amigos me lo sugirieron y enviaron material. Con su ayuda ajusté más de 800 palabras y 507 refrenes“.
Por ahí derecho su nieta le abrió Instagram y Facebook y dio a conocer su historia. “Del Libro Vocabulario Paisa se imprimieron más de 300 ejemplares, todos autografiados por mí, pero ya me va a tocar pedir otra tanda”.
Fuente: GENTE