Las personas se han apropiado de esta práctica, para competir o por pasatiempo. Hay más academias.
Son las 7:50 de la mañana de un lunes festivo frío. A esta hora, empiezan a llegar las personas a la academia HardCore Family MMA. Posan sus zapatos sobre un tapete lleno de alcohol, luego sobre uno seco y, finalmente, se los quitan y los ponen en un zapatero.
Luego, se echan antibacterial en las manos y, descalzos, se dirigen hacia el fondo del lugar para guarda el resto de sus cosas en los casilleros.
Allí, todos se saludan con los compañeros. Después de una breve charla, se dirigen al lugar de entrenamiento.
Pasada alrededor de media hora de entrenamiento físico, el entrenador, Alan Rojas, les dice: “Muchachos, vendas y guantes por favor”.
Cada uno coge su venda, que fue lo único que no guardaron junto con los guantes, y con paciencia envuelven su muñeca, luego sus nudillos, cada uno de sus dedos, de nuevo sus nudillos y finalizan con la muñeca. Después de este corto ritual se ponen sus guantes.
“Primera combinación: jab, recto, patada abajo, salgo y entro con el recto ¿Entendido?”, dice Alan mientras hace la demostración golpeando al saco en frente de él. Los pupilos comienzan a replicar lo que el profesor dijo como si fuera una coreografía. Golpean primero con la mano izquierda, luego con la derecha, tiran la patada a la zona inferior del saco, dan un paso hacia atrás como si estuvieran evadiendo algo y después dan un paso hacia adelante, acompañado de un golpe recto con la mano derecha.
HardCore Family MMA, ubicada en el barrio Belén Malibú, es una de las academias de artes marciales mixtas (Mixed Martial Arts por sus siglas en inglés MMA) más importante de Medellín.
De hecho, su fundador, el Maestro Jorge Rojas, fue quien comenzó a dar a conocer esta disciplina en la ciudad, luego de viajar a Estados Unidos y participar en un torneo amateur de MMA.
“Cuando salimos de San Diego, California, y llegamos a Medellín, organizamos la primera velada de combate en el 2011. Nosotros mismos hicimos la jaula, conseguimos los luchadores y el patrocinio para realizar las primeras veladas de MMA en la ciudad”, cuenta.
A partir del evento organizado por el Maestro Rojas se comenzaron a realizar más veladas de MMA en la ciudad, en su gran mayoría en discotecas y de manera clandestina pues no contaba con la reglamentación adecuada.
«En esa época no se conocía muy bien lo que eran las Artes Marciales Mixtas y lo poco que se conocía eran dos borrachos que se montaban en una jaula a pelear”, recuerda Juan Moña, presidente de Último Guerrero en Pie (UGP).
Sin embargo, esto no fue impedimento para Juan Moña quien, a pesar del poco patrocinio, y después de lanzar su primer evento en el 2012 con el nombre de Último Guerrero en Pie, no ha parado.
“Esa fue la apertura de UGP. Luego hice otro a finales de ese año y así los seguí realizando, hasta que en 2016 y 2017, la marca empezó a tener más fuerza y así comencé a hacer tres eventos por año y luego cuatro” cuenta Juan Moña.
Actualmente, UGP es la empresa promotora de MMA más importante de Colombia.
Desde hace alrededor de cuatro años, pasó a ser un evento que se realiza tres o cuatro veces al año en el coliseo del Colegio Palermo de Medellín.
UGP ya cumple con todos los requerimientos de la Alcaldía de Medellín y de la Gobernación de Antioquia.
“Junto a la Secretaría de Gobierno, la Alcaldía Municipal, La Secretaría de Hacienda, la Policía, los bomberos y el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd), UGP es denominado un evento de ciudad y ya hemos tenido eventos de 2.250 personas. A nivel nacional es el evento de artes marciales mixtas qué más personas ha reunido”, agrega.
En consecuencia, la organización de dichos eventos ha propiciado la creación de academias de MMA y que varias de artes marciales tradicionales comiencen a integrar esta nueva disciplina.
Así, surgen academias como HardCore Family MMA, MMA Colombia, Lynx MMA & BJJ, entre otras.
¿Hobby o competencia?
La infraestructura de estas academias ha propiciado que no solo entrenen quienes quieren competir, sino quienes también quieren hacerlo como un pasatiempo.
Como lo explica Kamilo Atehortúa, propietario de Lynx MMA & BJJ: “Hay personas que se enfocan en la parte competitiva como hay quienes lo hacen por hobby. Entonces, para el que lo toma como un pasatiempo le asignamos un trabajo más técnico y de acondicionamiento físico”.
Kamilo agrega que los usuarios le dicen que practicar MMA es mejor que ir a un gimnasio porque el ejercicio con las máquinas se hace muy repetitivo, en cambio acá aprenden diferentes técnicas de golpeo y ellos se sienten felices y se desestresan, por ejemplo, cuando golpean fuerte la tula.
Del mismo modo, Medellín se ha convertido en el centro de la formación de luchadores del país.
De hecho, Sabina Mazo, la única colombiana en representar a Colombia en UFC, ( Ultimate Fighting Championship) la mayor empresa de artes marciales mixtas en el mundo, se formó en la ciudad. También, Alejandra Lara, otra paisa que actualmente representa al país en Bellator.
Sabina dice que, la preparación que tuvo en Medellín fue muy importante. Es la base que tiene y lo que la ayudó a llegar a UFC y seguir avanzando.
No cabe duda que ha habido un crecimiento de esta disciplina en Medellín. Esto se ve reflejado en la evolución de los certámenes de combate, el surgimiento de academias, la masificación de personas que les gusta ver y practicar el deporte como un pasatiempo y la formación de atletas, algunos de ellos con proyección internacional como son los casos ya mencionados de Sabina Mazo y Alejandra Lara.
Los alumnos terminan la sesión de este día con un ejercicio llamado sombra. Es el momento de mayor introspección de un luchador. Solo, sin tener al frente a un rival o a un saco, comienza a tirar combinaciones. Aunque sus golpes van al aire, sin un lugar de destino, debe ser cuidadoso con su técnica, moviendo bien sus pies y su cadera, sin ser estático, saliendo, entrando, girando, golpeando y esquivando los golpes de su sombra.
Finalizado este ejercicio, se quitan guantes y vendas con la misma paciencia con que se las pusieron. Se dirigen a los casilleros, sacan su maletín o su tula, guardan guantes y vendas y, después de una breve charla, abandonan parsimoniosos y sudorosos la academia.
En la búsqueda de más apoyo
A pesar de este auge de las artes marciales mixtas la ciudad, hace falta más apoyo, principalmente a los deportistas. En Medellín, los atletas no se pueden dedicar tiempo completo a la práctica de las artes marciales mixtas debido a que no es un deporte del que puedan vivir.
Aunque hoy hay más patrocinio que antes y mayor reconocimiento, todavía falta más apoyo, principalmente de la empresa privada. A esto se le suma que, el pago a los luchadores en los eventos de combate es muy poco y en ocasiones nulo.
Muestra de esto es que, Sabina Mazo y Alejandra Lara, son hasta ahora las únicas competidoras formadas en la ciudad, que actualmente compiten en compañías internacionales. Pero están allí hace alrededor de cuatro años, periodo en el cual no ha surgido otro atleta formado en Medellín que compita a ese nivel.
Esto no significa que en la ciudad no existan deportistas para llegar a empresas como UFC o Bellator. A pesar del poco patrocinio siguen surgiendo luchadores y, de no ser por la pandemia a causa del covid- 19, se estaría organizando el tercer o cuarto UGP de este año. En adición, las academias se han profesionalizado y los instructores y maestros han tomado cursos para capacitarse.