El último día que la comunidad de la vereda el Noral, en Copacabana el norte del Valle de Aburrá, vio con vida al obispo anglicano Emiro Enrique Coronado Navarro fue el pasado viernes 8 de octubre, a partir de ahí los moradores de la vereda se extrañaron ya que en los días siguientes no volvió a oficiar la misa como lo hacía regularmente todos los días. Posteriormente el sacerdote anglicano, fue hallado sin vida, con un golpe en la cabeza, en el suelo del jardín del santuario Cristo Redentor, en donde vivía. El hombre tenía 62 años de edad y era integrante de la Congregación Sacerdotal Internacional, un movimiento religioso con sede principal en Bogotá. El religioso fue hallado por ciudadanos que, extrañados por su ausencia, fueron a buscarlo, hallándolo ya sin vida.
Monseñor Coronado fue hallado tendido en el suelo, boca abajo, con señales de violencia en su cabeza. Inmediatamente, y tras encontrarlo en ese estado, la comunidad llamó a las autoridades para que se hicieran cargo de la situación. El cuerpo sin vida de Coronado Navarro fue levantado del lugar y, paralelo a ello, investigadores del CTI de la Fiscalía registraron el lugar. Los investigadores no tuvieron pruebas claras que evidenciaran que el sacerdote haya sido víctima de asaltantes.
“Se realiza la inspección técnica a cadáver, al igual que la inspección a su lugar de residencia y existe algún poco de desorden, no sabemos si fue causado por la misma víctima o por alguna otra circunstancia. Es de aclarar que él tenía sus elementos, el celular y el dinero que tenía en sus bolsillo, aparentemente no se presentó hurto (…) se le observan algunas señales de violencia que se pudieron haber generado por caída de su propia altura o por algún otro objeto que pudo ser provocado o no, otro aspecto que será motivo de investigación es la presencia de varias botellas de licor vacías en el escenario del crimen”, manifestó el general Javier Josué Martín Gámez, comandante de la Policía Metropolitana, para Noticias Am-Pm.
De acuerdo con los ciudadanos que solían ir a sus ceremonias, El hombre, nacido el 31 de julio de 1959, era originario del municipio de Sabanalarga, Atlántico. Se definía a si mismo, resaltó el diario El Colombiano, como un “católico independiente”.
En el acta en el que quedó registrada su muerte se declaró como un “homicidio por establecer”. Unidades de la SIJIN explicaron que el cadáver del párroco fue trasladado a Medicina Legal y Ciencias Forenses para establecer si se trató de una muerte violenta o si, en efecto, se trató de un accidente.
“Nos entristece mucho a la comunidad. Era una persona muy humilde y bueno”, sostuvo uno de lo feligreses en testimonios entregados a nuestro medio de comunicación.
