¿Alguna vez le han leído la mano?, en Itagüí, más precisamente en el barrio Santa María, ese fue el pan de cada día durante aproximadamente 60 años.
En la década de los 40 habitantes de Santa María vivieron la llegada de los gitanos, comunidad que se caracterizaba por su particular forma de vivir y que se instaló en carpas en terrenos cercanos a lo que hoy es la Central Mayorista de Antioquia y que antes era un hipódromo. Justamente la Kumpanía, como son llamada las familias gitanas, llegó a ese lugar porque era un sitio atractivo para comercializar con caballos.
“En ese campamento uno veía hombres esbeltos de grandes patillas y sombreros alados, en la tarea de alimentar y bañar caballos; veía mujeres llenas de trapos, faldas hasta el piso y porte de pavo real haciendo el almuerzo en fogones de tulpas e impartiendo instrucciones en su impenetrable idioma; veía niños bulliciosos jugando por el entramado de carpas de todos los colores. Veía, en fin, unos seres misteriosos pero hermosos, de talante pacífico, ademanes garbosos y una bien calculada indiferencia”, relata Ricardo Aricapa en su libro Medellín Es Así.

En la década de los 70 Santa María ya era llamado el barrio de los gitanos, allí habitaban más de 300 romaníes, como también les decían, en cerca de 60 carpas, así lo indica la revista Semana en su artículo Los últimos Gitanos de Antioquia
Esta comunidad impactó tanto a los habitantes de Santa María que, durante esa época, en Halloween, las niñas querían disfrazarse de gitanas.
“Habían gitanas por todos lados, de hecho se hacían a las afueras de los colegios vendiendo anillos y contando historias. Uno las veía tanto y causaban tanta curiosidad que, en esa época, todas las niñas de Santa María queríamos disfrazarnos de gitanas”, cuenta Sara López, quien fue habitante del barrio.
Según lo relata Alirio Valencia en su libro Santa María El Barrio de Los Gitanos, los romaníes tuvieron que dejar de vivir en carpas debido a que el Plan de Ensanchamiento Vial de Itagüí los obligó a construir.
“Las casas de los gitanos eran las más bonitas y vistosas, eran un gran salón con ventanales y las cortinas siempre recogidas, lo que permitía ver al interior de la vivienda”, asegura Dora Álvarez, habitante de Santa María durante más de 60 años.
Era normal recorrer el barrio y encontrarse a los gitanos sentados a las afueras de sus casas, las mujeres leyendo la suerte y los hombres tomando cerveza.
En 1993 y tras varias décadas de vivir en Itagüí, los gitanos empezaron irse del municipio a otros sectores del Valle de Aburrá como Envigado.
Según Alirio Valencia, los últimos en marcharse fueron la familia Gómez en 1998 y con ellos el imaginario de lo que fue el barrio de los gitanos.
Itagui Hoy
am/pm