Tal como vienen a nuestra mente esa generación importante que dirigió el técnico Rueda en su última participación, dirigiendo una selección Colombia que siempre se priorizó el cero atrás, pero carecíamos como en aquel momento, de táctica ofensiva, que traducido no son más que estrategias en el ataque de un equipo que se deben entrenar y por ende aplicar, basadas en unas fortalezas y características propias. Y muchos años después, si fueramos a revisar titulares de prensa de aquella época y la de hoy son parecidos.
El equipo, ahora si hablando de su último juego y que lo viene evidenciando en otros partidos, careció de ideas para desenredar el partido de la fecha 12 de las clasificatorias. El balance de la triple fecha: 3 puntos en 3 partidos. Los empates contra Uruguay (en Montevideo) y Brasil (de local), perdieron su valor, ya no son de oro. Ahora el margen de error se agota, pues había que cosechar las tres unidades contra un rival directo, y más jugando en casa.
Lo de los dirigidos por Gustavo Alfaro fue una constante: presión alta, intensidad, probar desde afuera, jugarle de tú a tú y minimizar a su oponente. Colombia, enredada, sin ideas. Juan Fernando Quintero encontró un lugar cómodo en el campo para tener la pelota y no recibir una marca muy recia; pero quería filtrar balones a los atacantes a una distancia muy larga, y solo una vez tuvo éxito. De resto, fue un jugador desapercibido en su tarea, que levantó mal los tiros de esquina y no llevó peligro con su remate.
Para la segunda parte, Colombia salió con mayor actitud y concentración. Empujó y eso lo notó Ecuador. A los 59’ entró Falcao y Gustavo Cuéllar y el equipo cambió. El delantero tuvo una posibilidad de cabeza; el volante, se convirtió en el hombre que le daba salida limpia.
Aunque no todas fueron de casualidad. Domínguez empezó a atajar una y otra vez: un remate de volea de Duván Zapata, o, la más clara, un remate de Luis Díaz.
El susto llegó a los 74’, un penalti de Cuéllar sobre Gonzalo Plata enmudeció el ‘Metro’. Si bien Colombia no lo hacía de la mejor manera, no merecía irse perdedor y una decisión arbitral estaba a un paso de enterrarlo. Por fortuna, el VAR le hizo ver al árbitro chileno Diego Haro que había fuera de lugar previo.
En el octavo minuto de adición llegó la polémica del partido: Yerry Mina, en un entrevero en el área, marcó el gol que le daba la victoria agónica. Sin embargo, otra vez el VAR apareció: ese mismo que le dio una alegría a Colombia, le ahogó el grito de gol por una mano del defensor, que el árbitro interpretó como fundamental en la jugada, y anuló el tanto.Lo cierto es que Colombia queda con una deuda pendiente en el ataque y ahora se nos viene Brasil en su casa y con rivales que ya tenemos muy cerca en la tabla.